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Ser mujer sommelier en México por Monica Cortés
22nd November 2021 By Fabiola
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México es riqueza en historia, cultura y paisaje, pero también, lo es en su gente, sus campos y en las milenarias técnicas que hoy nos enorgullecen a través de su cocina; desde la oficialización de nuestra primer Denominación de Origen: El Tequila, en 1974 (y aún mucho antes) hemos sido gente del agave y de cerveza. Aunque me declaro fanática de ambos productos, mi camino en el mundo de la gastro-cultura y las bebidas, giró hacia el vino; la gente siempre se intriga al respecto.

Bien, pues, aunque México está “en pañales” va creciendo a pasos muy veloces en esa dirección y es esa una de las razones por las que a mí me gusta mucho poder difundir la cultura del vino. También porque estoy convencida de que a través de cada copa hacemos un viaje a otras tierras, con otros idiomas y otras culturas. Aprendemos de historia, de arte y hasta del clima de cada lugar.

Por lo mismo, me gusta mucho ser embajadora del vino mexicano y ayudar a que las personas conozcan y saboreen los productos de nuestra tierra de la cual siento profundo orgullo y admiración.

Aunque ha sido breve (comencé en 2017), en mi trayectoria por la sommeliería y el mundo del vino en un país que tradicionalmente es de destilados, he aprendido de los retos a los que me he enfrentado. Tuve el honor de participar como sommelier ejecutiva en un restaurante fine dinning en Aguascalientes, he colaborado directamente con varias vinícolas, tiendas boutique de vino, restaurantes, escuelas, etc., actualmente tengo mi propia empresa de cata privada, brindo asesorías y escribo para varios medios. En esos muy diversos ámbitos del mundo del vino, he aprendido que son muchas las personas que estamos dispuestas a salir de nuestra zona de confort para probar algo nuevo y que la resistencia a ello no dura mucho, he aprendido también que de nada sirve ver a las colegas como competencia, pero sobretodo he aprendido que ser constante y humilde, en esta profesión, es esencial. Me capacito, leo y busco seguir aprendiendo, ponerme al día en esta industria que avanza con mucha velocidad, constantemente estoy buscando innovar y crear experiencias nuevas para acercar a todos y todas al mundo del vino. En especial al público más joven que es el que me reta de manera más divertida. Creo que el vino es para todos, pero esa creencia significa el desafío de mantenerme informada y curiosa.

México alcanza alrededor de las 7,000 hectáreas sembradas de uva para vino en casi la mitad de sus entidades (14 estados) y con más de 230 proyectos dedicados a hacer vino, en lo que, desde fines del S.XX parece haber sido el “boom del vino mexicano”.

Esto es de sorprender, ya que el consumo per cápita anual (al 2020) de vino es de 1.2lt (+ de 184% desde el 2000, crecimiento sostenido solo comparable con la cerveza) generando derrama económica importante y fuentes de empleo, como el mío y el de cientos de sommeliers, de los cuales cada vez es más grande el porcentaje femenino.

Ser sommelier es más que vender un vino, es tener la sensibilidad de acercar a los comensales a tener una experiencia hedonista al sentarse a cenar, es ayudar a un cliente a dar un regalo que le haga decirle a la otra persona: me importas, es unir las historias de las personas con las del vino y festejar las coincidencias, es entrelazar el campo (sobretodo el mexicano) con sensaciones y momentos agradables, es hacer comunidad con todos los otros actores alrededor de la cultura del vino y aprender constantemente de la tierra y sus procesos porque para mí, el vino comienza precisamente ahí, en la tierra y es por eso que al causarme tanta fascinación, esto me envuelve en un enorme deseo de compartirlo con todo el mundo.

Muchas otras mujeres han abierto paso para las que venimos detrás y lo mismo espero poder hacer yo para ayudar a que el tema del género no sea una limitante para las futuras generaciones. La brecha salarial es una realidad, el machismo existe, también el acoso y la discriminación al ser madres, si bien no es generalizado si es algo con lo que algunas las mujeres en ésta industria tienen que lidiar pero también hay otra realidad: la de la sororidad, cada vez somos más apoyándonos entre nosotras y al resto de los colegas ya que nos dimos cuenta de que, sin esa voluntad  y esas ganas de crecer que nos distinguen como mexicanas no podríamos ser la fuerza que hoy representamos para la cadena productiva. Es mi granito de arena pues, ser humilde y tolerante conmigo misma para poder ofrecer la confianza y el apoyo que necesitamos ser entre todas para lograr ese cambio y darle al vino mexicano nuestra mejor versión.

Así que para mi, ser sommelier y mujer en México es dejar experiencias y recuerdos en la mesa de los y las mexicanas así como de todas las personas que me permiten chocar sus copas, es romper mitos demostrando que la gastronomía mexicana si marida con vino y además es delicioso, es ir cambiando, con amor, el consumo del vino una copa a la vez.